Lo que más han destacado periodistas y políticos occidentales es que Evo Morales es el primer indígena que llega a ocupar la presidencia de la República de Bolivia, con lo cual se corrige una injusticia discriminadora y racista de cinco siglos cometida por la ínfima minoría blanca contra los millones de indios aymaras y quechuas bolivianos. Aquella afirmación es una flagrante inexactitud histórica, pues por la presidencia de Bolivia han pasado buen número de bolivianos del más humilde origen, generalmente espadones que habiendo comenzado como soldados rasos escalaron posiciones en el Ejército hasta encaramarse en el poder mediante un cuartelazo, peste endémica de la que Bolivia no consiguió librarse sino en la segunda mitad del siglo XX
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